Ellas, mis amigas

Ahí estaban ellas, delgadas, despreocupadas, alegres, estudiantes, contando historias de sus vidas, conversando acerca de lo más relevante del día, entre cotufas, té, cine y risas. Ellas juntas son como un muro infranqueable, nadie más puede entrar, pero esta bien. Juntas porque quieren, pasan el día juntas, estudiando, se reúnen en la casa de alguna, se maquillan y siguen conversando.

Entre ellas, en ese círculo, vive un sentimiento natural y espontáneo que las lleva a permanecer juntas y querer estar ahí, la amistad. Un tesoro que una vez que encuentras no puedes dejar, no lo puedes cambiar por una fortuna, pues ya lo es. Fuente de cariño interminable, trascidende fronteras, bastón de apoyo, libro abierto, guía práctica, sin fines de lucro, un diamante en bruto.

Las observaba y por lo que hacían añoré mis años de andanzas con mis propias amigas, anhelé poder ir al cine con ellas, hasta un poco de envidia sentí porque ellas tienen algo que yo ya no, la vida trae sorpresas, antes de darte cuenta todo cambia.

No se si pueda recordar cual fue el último momento juntas, las tres, ellas, mis amigas, aquel momento justo, antes de que nuestras vidas tomaran un rumbo diferente, drásticos y sin aviso. Uno de ellos, casi fatal, aun me recupero de este shock, otro rumbo es hermoso, una nueva vida llegó a nosotras y el otro está en una búsqueda.

Siento no estar preparada para estar si ellas, siento no haber apreciado más los instantes juntas, siento haber tenido que quemar esa etapa tan temprano, que me ha dejado un montón de recuerdos, cambios y conocimientos. No es que quiera volver el tiempo  atrás, es solo que nos quitaron tanto y de repente, supongo que así es la vida.