Y la luz irrumpió el sitio
Y ahí estaba, tirado en el frío suelo, cubierto por las hojas secas caídas en aquel sórdido otoño.
Cansado y herido, apenas se podía mover. Ni la brisa suave lo sacaba de aquel letardo en el que cayó después de la batalla.
Su corazón en pedazos, en un intento inútil pedía auxilio, pero en ese rincón oscuro y frío, nadie lo escucharía.
Había noches tan eternas que el tiempo parecía detenerse y el reloj se dormía, para no esperar.
No había cielo, sólo un hoyo negro con unos pequeños cucuyos de unas viejas luciérnagas.
Tirado en el suelo frío, cubierto por hojas, el quiso salir, pero ningún movimiento parecía suficiente para lograrlo.
Quiso pedir ayuda con estas palabras: "dónde está el que hizo todo esta tierra, dónde está aquel que todo lo puede, dónde está aquel que me hizo, dónde está aquel que creó las 4 estaciones, y todo cuanto yace debajo del sol y las estrellas, si yo no soy digno de tu auxilio, entonces en vano sería este salto a la nada y mi alma se irá como el viento sin nadie notarlo."
Como si de magia se tratara, un rayito de luz tenue rompió la oscuridad de aquel inmenso hoyo gris. Y de pronto, aquellas viejas luciérnagas brillaron con más fuerza, y esos movimientos que parecían inútiles iniciaron una revolución y él pudo moverse unos centimetros de donde estaba, y pudo sentir una corriente de aire refrescante que cerró unas cuantas heridas.
Hubo una voz poderosa que desintegró en pedazos toda duda y todo tuvo sentido, y ya no hubo más silencio.
Cada día el dolor se iba disipando, de pronto hubo un motivo para sonreír, aquellos pedazos de corazón se unían como rompecabezas.
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