¿DÓNDE ESTÁS?

Cuanto más me acerco a ti, siento que menos te conozco

Cuanto más dura es la vida menos creo en tu existencia

Cuanto más cerca estoy de ti, es cuando menos te siento en mi vida

Cuanto más clamo a ti, menos escucho tu voz

Hoy los ángeles, la Virgen, los Santos y Dios parecen estar dormidos. Ninguno responde el clamor de este corazón que con FE en oración pide UN milagro.

En la inmensidad de tu silencio armé mi carpa de la esperanza, esperando, ingenua, que los vientos de la duda, no hagan sucumbir sus cimientos. Pero en medio de esta tormenta, apenas puedo ver, y ya este paraguas parece inútil ante el azote del agua, agua que quema, duele.

Desde este suelo, mojado y pedregoso, de rodillas te pido que aparezcas y parece que intervienes, parece, y puedo continuar, sin embargo, creo que es mejor quedarse en el suelo, para evitar el dolor de otra caída. No hay descanso, ni tregua. El monstruo traicionero, nunca duerme, no descansa. Y ¿tú? Guardián en las alturas, ¿Por qué no te levantas? Levántate y sálvanos. ¿Quieres?

En estos momentos, es cuando más te necesito, es cuando más necesito de tu poder, pero parece que no estas, no oyes, no me ves. Es incómodo e incoherente tu silencio, pero no estás, no te escucho, no creo. El agua arrastra todo a su paso, mi fe, mi esperanza. Ahora no sé si me escuchas, pero grito fuertemente: ¿DÓNDE ESTÁS? Ahora cuando más me duele el corazón, ¿DÓNDE ESTÁS? Ahora cuando más peligro me acecha grito: ¿DÓNDE ESTÁS?

TE ESTOY GRITANDO CON LA VOZ DE ALMA, CON LA VOZ DEL AMOR, CON LA VOZ DE LA FAMILA, AQUELLA QUE UNISTE UN DÍA, ESTA FAMILIA AHORA ES CUANDO MÁS NECESITA DE TI Y TU MISERICORDIA. ¿DÓNDE ESTÁS?

Tú, allá en tu trono, si, tú, REY, a ti te estoy gritando, te grito con desespero y dolor, casi sin voz, ayúdame, ayúdanos, SÁLVANOS. Si tan solo quisieras, pudieras curar las heridas, con una palabra, con un soplo, con una mirada, con el roce de tu túnica, y sanarás todo. Pero no quieres, si puedes, pero no quieres. Y yo creo, espero y confío que despiertes y veas a tus hijos que sufren injustamente, porque eres el único con el poder para hacer lo imposible, posible.