En otra vida

Mientras el rayo de luz se hacía ver por la ventana de la habitación, las gotas de rocio que caen del árbol alimentaban la planta en el envase improvisado que crecía y crecía, se sentía el aroma del café recién colado, se podía oir la cucharita revolviendo los granos de azúcar en la taza. La brisa soplaba suave y batía la cortina dejando sentir el aroma a pasto mojado, se escuchaba el trinar de los pajaritos que nos visitaban para desayunar, luego ese glorioso momento de soplar el café para darle ese primer sorbo, que marcaba el inicio del día. Cada cuanto mi mente se va a ese instante, tan efímero, típico y rutinario, asi me encuentro cada tanto, rememorando aquella normalidad que extraño, parece que fue en otra vida.